Esta vértebra dorsal, que por su tamaño pudo pertenecer a un rorcual común, forma parte de la colección conservada en depósito (ha sido expueta en exposición temporal recientemente). Perteneció, según la información que arrojó el estudio de datación, a un especimen que vivió entre los años 190 y 40 a. c., coincidiendo con los momentos iniciales de implantación en las costas de la Ensenada de Bolonia, por parte de los baelonenses.
Con un estado de conservación excepcional, la funcionalidad de esta pieza viene determinada por algunas marcas logitudinales en las superficie de la misma. Estas marcas indican que fue usada como soporte para labores de corte y despiece de pescado.
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Bibliografía:
Bernal García, D. y Monclova Bohórquez, A. “12. Vértebra de cetáceo” en Bernal, D. (ed., 2009): Arqueología de la pesca en el Estrecho de Gibraltar. De la Prehistoria al fin del Mundo Antiguo, Monografías del Proyecto Sagena 1, Cádiz, p. 380