Escultura que representa a la diosa azteca del agua Chalchiuhtlicue, también llamada "la Señora de la falda de jade" o "la de la falda de piedras preciosas". En esta escultura, la diosa adopta la típica postura azteca, sentada sobre los talones y con las manos en las rodillas. Lleva un quechquemitl (blusa triangular con el cuello en pico) adornado con borlas colgantes y una falda lisa o cuéitl, además de un tocado debajo del cual se aprecia el flequillo y del que cuelgan discos que representan semillas de amaranto. El tocado se complementa con un abanico de papel plisado o tlaquechpanyotl en la parte de atrás. La religión estaba presente en todos los aspectos de la vida cotidiana y ceremonial de la sociedad azteca. Tenía un amplio panteón dedicado a las deidades de la tierra, el agua y el cielo, cada una con sus elementos distintivos y atributos, que se manifestaban en distintos fenómenos naturales del clima y del espacio. Chalchiuhtlicue era una de las deidades más veneradas, ya que era la diosa del agua y la lluvia, responsable de los lagos y los ríos. Era, por tanto, la diosa de la fertilidad, relacionada estrechamente como esposa, madre o hermana con el antiguo dios de la lluvia, Tláloc, con el que se complementaba en dualidad y que vivía en el Tlalocan.