Esta obra es una versión a menor tamaño de la escultura Sol, con la que participó Pablo Serrano en la «III Bienal Hispanoamericana de Arte», celebrada en Barcelona en 1955 en representación de Uruguay, con la que obtuvo el Gran Premio de Escultura ex aequo con Angel Ferrant. Se advierte ya en ella la introducción del lenguaje expresionista en la escultura de Serrano, en esos años previos a su regreso a España en 1955, tras más de veinte años de estancia en el continente americano, siendo ya un artista de fama consolidada a través de premios y encargos institucionales.