La estética única de Sakai se reconoce inmediatamente por sus composiciones ondulantes. Su obra se distingue de la de otros artistas comprometidos con la abstracción geométrica en cómo la fluidez y la síntesis de colores que forman curvaturas y ondulaciones se yuxtaponen a la rigidez de las bandas de color claramente definidas. Sus pinturas definen un diálogo visual entre la forma orgánica y la estructura precisa. Para Sakai, la armonía de color produce un sentido de pureza, reduciendo las composiciones a ritmos creados por las interacciones entre distintas tonalidades.