De todas las personas del entorno afectivo y familiar del pintor, su modelo predilecta fue su esposa Clotilde, protagonista de muchos de sus cuadros. El museo conserva una extensa galería de retratos suyos, desde sus primeros años de matrimonio hasta su madurez, en muy diferentes actitudes. Muchos de estos retratos de su mujer sirvieron al pintor como modelos de referencia para posibles clientas.
La disposición y el gesto con que Sorolla retrata a Clotilde, con el tronco erguido y ligeramente echado hacia delante y el brazo izquierdo a la cintura, revelan el carácter del personaje, de una fortaleza que Sorolla siempre admiró, mientras que el gran estilo del vestido de noche y los adornos testimonian el ascenso social de la familia. Sorolla fue siempre atento observador de la moda, y en sus viajes al extranjero compraba vestidos, sombreros y otros adornos para su mujer y sus hijas.
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