Entre los grandes logros intelectuales de los artistas mixtecos prehispánicos estaba el manejo de una escritura pictográfica de enorme versatilidad y sensible belleza estética. Representando el orden conceptual y dando sentido estructural, esta escritura acompañó la vida de los mixtecos durante varios siglos, hasta que cayó en el olvido en la segunda mitad del siglo XVI. Sin embargo, en los palacios y templos de la Mixteca, esta escritura perduró cerca de sesenta años después de la Conquista hasta que cedió lugar a la escritura latina alfabética no para escribir en español, sino para escribir en mixteco o en náhuatl.
En vez de acudir al formato tradicional del libro en forma de biombo, hecho a partir de una larga tira de cuero o papel, este códice consiste de hojas sueltas, como un libro europeo. Es notable su temática en donde se incluyeron temas del mundo colonial sin ningún disimulo. A todas luces, quisieron crear un libro "moderno" mixteco, en apariencia y en contenido, que siguiera las modas del momento y tuviera un mensaje para ser interpretado dentro de la esfera de interacción entre los señores mixtecos y los españoles.
Este códice es uno de los más famosos documentos híbridos de la cultura mixteca e hispanoárabe, un testimonio de los episodios dramáticos durante la colonización en esa área. Describe eventos históricos y económicos que sucedieron entre 1520 y 1544. Es un testimonio del dramático episodio de la colonización de la Mixteca que nos permite comprender la dinámica que pusieron en marcha para encontrar un nuevo sentido a la vida bajo las condiciones coloniales.
La biblioteca histórica José María Lafragua (BUAP) comparte las 26 pinturas que están bajo su custodia y que pertenecieron a la Academia de Bellas Artes de Puebla alrededor de 1891. Catorce pinturas adicionales que pertenecieron al mismo códice actualmente están bajo la custodia del Archivo General de la Nación y la Biblioteca Francisco de Burgoa (UABJO) en Oaxaca; ocho y seis pinturas respectivamente.
Resúmen tomado de un texto realizado en 2014 por Sebastián van Doesburg para el libro Códice de Yanhuitlán (en prensa).
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