Al llegar a América, los conquistadores introdujeron nuevos materiales como la seda que traían de Asia y la lana, que producían con ovejas que habían importado de España. Artesanos especializados se encargaban de hilar las fibras de lana valiéndose de un torno para hilar, conocido como “rueda redina” en el país. Tejían las telas con el telar de pie de origen europeo y confeccionaban las prendas para los conquistadores (capisayos o capixayes, pantalones rajados, sacos, capas, entre otros). Rápidamente, los hombres locales aprendieron a producir prendas de corte europeo, algunas de las cuales integraron a su vestimenta y siguen vigentes en los trajes ceremoniales masculinos.