El imperio Qing (1644-1912), la última dinastía imperial de China, duró casi tres siglos y formó la base territorial para el estado chino moderno. Para finales del siglo XVIII gran parte de los productos que elaboraban —incluyendo lacas, mobiliario, porcelana y textiles de seda— se destinaban a la exportación.
Esta colgadura —tela con que se cubre y adorna una pared o un balcón con motivo de alguna celebración— posiblemente llegó a América a través de la Compañía Británica de las Indias Orientales, que durante esta época afianzó el monopolio del comercio con el imperio Qing. La técnica de bordado que rebosa la tela es excepcional. Exhibe motivos propios de la decoración china, como la peonia, los leones de fu, el tigre blanco, dragones y el faisán dorado.