Los mallorquines, antiguamente, al acabar la recogida de la uva, después de la vendimia, después de recoger la aceituna y después de segar y batir el trigo, se reunían en casa de uno u otro, donde después de comer y beber, reflejaban su alegría, bailando boleros y copeos. Esto, se hacía principalmente, en las tierras agrícolas, o bien de montaña.