El impacto de Velázquez en el arte de Sorolla fue profundo. Este interés heredado, como ocurre con muchos artistas españoles, comienza a manifestarse a partir de 1882 cuando Sorolla realiza copias de la obra del sevillano en sus múltiples visitas al Museo del Prado en Madrid mientras que se formaba en la Escuela de Bellas Artes de Valencia, dependiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Estas copias, destinadas al estudio y al perfeccionamiento, tambien tuvieron un importante valor sentimental, pues fueron conservadas por Sorolla hasta su muerte por el cariño que sentía por ellas. Es precisamente el caso de esta pintura que copia el busto del retrato de Doña Mariana de Austria del pintor sevillano.