Óleo sobre lienzo realizado por el pintor oscense Félix Lafuente. En él se representa una perspectiva del Coso Bajo de Huesca en un paisaje urbano dotado de luminosidad y resuelto con una pincelada suelta y rápida de ejecución cercana a los métodos impresionistas. En 1893, Félix Lafuente regresó a Huesca después de haber estudiado en Madrid en la Escuela de Artes y Oficios, entre otras actuaciones fuera de la capital oscense. Desde 1893 hasta 1904, Lafuente permaneció en Huesca como profesor de Dibujo en el Instituto de Segunda Enseñanza, clases que compaginó con las de dibujo y pintura que impartía en el antiguo Colegio de Santiago convertido en museo. Tuvo otro estudio localizado en la plaza de San Pedro. Durante esta época pintó una serie de paisajes que giran en torno a la ciudad de Huesca, localidades próximas o el Pirineo.