Paisaje cubano

Artista viajero tanto en sus años de formación como después, el pintor cubano nacionalizado chileno Mario Carreño realizó varios paisajes de su tierra natal en los más diver- sos estilos plásticos. Como pintor figurativo, en sus comienzos exploró la tendencia a la monumentalidad clásica a través de la obra de los maestros renacentistas, que conoció en Europa. Su paso por México lo vinculó formalmente al trabajo de los muralistas. Fue amigo de David Alfaro Siqueiros y, al igual que él, exploró materiales heterodoxos en sus pinturas, como la piroxilina. En los años 50 se volcó a la abstracción, y en su período de madurez condensó todas esas experiencias en un personal modo de figuración. En las formas simples y sintéticas que componen este "Paisaje cubano" parece anidar la abstracción que incorporaría luego en su obra. Radicado en Nueva York durante la década del 40, en esos años volvió asiduamente a su país natal, y retomó varios elementos de la iconografía popular para integrarlos en sus pinturas. La luz anaranjada en el empastado cielo de esta pieza pudo haber surgido, entonces, tanto de la contemplación directa del atardecer desde su ventana, como de la nostálgica añoranza de aquel abrigo caribeño, en pleno frío neoyorquino.