Los bailes, ceremonias y ocasiones especiales continuaban siendo una habitual muestra de poder y de estatus social.
La silueta en 1880 evidenció un cambio con un talle bajo y una línea de hombros que desciende, gracias a esto se acortó el torso femenino.
Bajo estos cuerpos era común utilizar un corsé que se asociaba a la belleza y la delgadez impuesta por la moda.
La pechera del corsé era triangular con escote ovalado en la espalda; y estaba formado por franjas verticales de encaje tanto como en el cuello y la sisa, dando esbeltez a la figura femenina.