En esta escena de baile en el interior de una taberna, la composición se centra en el grupo de personajes que cantan, bailan y beben alrededor de la bailaora, protagonista de la escena. Su figura es la más iluminada. La intensidad de la luz va decreciendo hacia los extremos y el fondo de la composición. Aparece bailando, de frente al espectador, sujetando con una mano uno de los volantes de su vestido, de color rosa pálido, mientras que tiene la otra alzada sujetando un sombrero. Junto a ella figuran dos hombres en pie, ambos visiblemente embriagados. Uno de ellos, con aspecto desaliñado, parece estar cantando con las manos histriónicamente abiertas. Al otro lado, junto a un barril, un grupo de hombres y mujeres en diferentes actitudes y expresivos gestos beben y bailan al son de la música y el cante. Todos ellos visten el traje típico, algunos con sombrero de catite y chaquetilla corta. Al fondo a la derecha, en semipenumbra, figuran otros personajes, uno de ellos pendiente de un fogón donde se calienta un recipiente con comida.
La taberna refleja a la perfección el típico aspecto descuidado y sórdido que tenían estos lugares. Está cubierta por un artesonado de madera, tiene las paredes desconchadas y objetos por el suelo, llamando la atención el detalle de la botella de vino rota junto a la bailaora, que describe los estragos a los que llegaba a veces la juerga.
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