Sobre una superficie de marcadas tonalidades rojizas, se distinguen las figuras de Dante y Virgilio. En la parte superior del cuadro, Virgilio, vestido con una túnica blanca al estilo antiguo y coronado con hojas de laurel, se halla sentado sobre unas rocas y, con expresión apacible, levanta la mano derecha en signo de hacer uso de la palabra. Debajo de él, Dante, vestido de rojo a la usanza medieval y también coronado de laureles, se encuentra sentado sobre unas rocas reclinando el torso para apoyar las manos en las piedras que le sirven de sustento, mientras observa, con gesto de horror, la escena que se desarrolla en el fondo: en una cavidad que ocupa la parte inferior izquierda de la pintura, flamean intensas llamas entre las que se alcanza a percibir algunos personajes. El color rojizo de las llamas que salen del infierno invade el lienzo de esta tonalidad.