La decadracma de Siracusa (Sicilia, Italia) es una de las monedas griegas más famosas. Su reverso refleja con gran detalle (corona de juncos, largos pendientes y collar de cuentas) la cabeza de la ninfa Aretusa, protagonista del mito fundacional de la ciudad, mientras que el anverso reproduce una cuadriga a la carrera, interpretada como una alusión a la victoria del tirano siracusano Gelón en las Olimpiadas del 488 a.C. A su belleza une el hecho de ser de las pocas emisiones de la Antigüedad firmadas por un artista, Evainetos, uno de los abridores de cuños más apreciado en la época. Su nombre aparece debajo del delfín situado bajo el cuello de la ninfa. El diseño de esta moneda, obra de artistas como Kimon, Eukleidas y el propio Evainetos, alcanzó tal éxito, que fue imitado en todo el Mediterráneo occidental.
Estas piezas, con valor de 10 dracmas, se convirtieron, a finales del siglo V a.C., en el símbolo de la prosperidad económica de Siracusa. Acuñadas en la turbulenta etapa de gobierno de Dionisio I, debieron destinarse al pago de tropas mercenarias.
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