A lo largo del siglo II a. C. y durante la primera mitad del siglo I a. C., los pueblos iberos fabricaron moneda de plata y de bronce. Al noreste de la "Citerior" se le atribuye la presencia de casi veinte cecas, que acuñaron en nombre de ciudades o tribus. De estos talleres sólo tres fabricaron plata: Iltirta (Lérida), Kese (Tarragona) y Ausesken (los ausetanos). El peso de las unidades de estas emisiones era idéntico al del denario romano, lo que ha hecho que sean conocidas con este nombre. En el anverso se grabó una cabeza de una divinidad masculina, modelada según una estética de tradición griega, y sin rastros de un arte típicamente ibero. En el reverso se representó un jinete cabalgando y sosteniendo una palma, similar al de las emisiones de Hierón II de Siracusa, además del nombre de la tribu emisora, Ausesken, grabado en escritura ibérica.