En cuanto a la presentación de su cuerpo, el Cristo del arco central muestra las heridas causadas por la crucifixión. Tanto las palmas de sus manos abiertas, como los pies desnudos, exponen las llagas de los clavos. A su vez, en su costado se muestra la sangre brotada por la herida de la lanza. Esta representación, que apunta a la viva creencia del sufrimiento de Jesús, como Hombre, en la cruz, finaliza la narrativa del Maestro Mateo en el Pórtico de la Gloria.