Detalle de la crestería del coro del Maestro Mateo. Apreciamos los restos de policromía en el granito. Uno de los doseletes con forma arquitectónica cobija bajo su arco trilobulado (donde se desarrollan relieves de animales del bestiario medieval como sirenas, centauros, dragones o grifos a lo largo de toda la crestería del coro) una pareja de dragones de cuellos entrelazados con vegetales.
Entre los doseles, destacan las figuras alargadas de niños de coro preparándose para cantar alabanzas al Señor como lucha para librarse de la seducción del pecado. Son adolescentes, imberbes y peinados con caracoleados rizos o largas trenzas, que nos recuerdan a modelos del Pórtico de la Gloria y a las figuras de las fachadas exteriores del propio coro. Todas estas imágenes aparecen de pie, firmes, concentradas en su misión, con la misma unidad conceptual.Sin embargo, cada una de ellas denotan una libertad de ejecución, difieren de gestos, expresiones, en el ropaje… por lo que se puede constatar la colaboración de varios escultores de la escuela mateana. Parece que los dos niños de la imagen fueron obra de diferentes escultores, siendo uno de ellos mucho más expresivo, de sonrisa enigmática, naturalista y gotizante, y el otro, hierático, serio y románico. Las dos figuras hacen un gesto con su mano izquierda, que cruzan sobre el pecho, y en la otra sujetan una cartela, donde tal vez aparecería el cántico correspondiente.