La diadema es una cinta de oro fina, más ancha en el centro, con perforaciones en los extremos. Está realizada mediante la técnica de batido. Según el relato de Manuel de Góngora, la diadema estaba colocada sobre el cráneo de un esqueleto masculino, que formaba parte de un enterramiento colectivo. Sin embargo, este relato es difícil de creer: primero, porque aunque se conservasen los esqueletos es imposible que éstos se mantuviesen en posición sentada, ya que la pérdida de la masa muscular hace que los huesos pierdan su posición original y caigan al suelo; segundo, porque los materiales cerámicos conservados pertenecen al neolítico y la diádema, por su tipólogía y técnica, pertenecería a un período posterior dentro de la Edad del Cobre; tercero, tanto en el relato como en los comentarios sobre éste se identifican los esqueletos como femeninos y como masculinos, sin embargo, las personas que los identificaron no tenían ninguna formación científica para distinguir las características sexuales de los restos óseos; cuarto, es difícil también que en el neolítico aparezcan enterramientos colectivos, ya que este ritual se documenta en la cultura de los dolmenes. Lo que sí sabemos es: que este tipo de orfebrería se da en el Calcolítico; que la zona de Albuñol está cerca de un yacimiento aurífero secundario ubicado en la depresión de Ugijar-Alcolea; que la Cueva de los Murciélagos, a finales del siglo XIX, se explotó para extraer plomo y que el oro nativo aparece, a veces, asociado en vetas a metales pesados como el plomo.