Cuando Diego y Frida se casaron en San Francisco, Frida le impuso algunas reglas, como que Diego tenía por obligación dar la mitad de los gastos de la casa, no tener relaciones sexuales y vivir en la Casa Azul de Coyoacán. Pero Diego tenía en San Ángel su estudio y acudía a él puntualmente todos los días donde ocasionalmente era acompañado por Frida.