En 625 de la Hégira (1227 d. C.), Muhammad ibn Yusuf ibn Hud funda el Reino de Murcia, sublevándose contra un Imperio almohade que iniciaba su declive tras la derrota en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212). Este reino, que sobrevivió más de cuarenta años y llegó a dominar buena parte de Andalucía, supuso el último intento de crear un gran Estado independiente en al-Ándalus.
Este dinar, acuñado sólo un año después de la proclamación de Muhammad como Amir al-muslimin (“Príncipe de los musulmanes”), es toda una declaración de intenciones. Así, en sus leyendas encontramos, en primer lugar, los títulos y sobrenombres del Emir, que se hace llamar al-Mutawakkil (“el que confía en Dios”) y “el que se eleva por su propio esfuerzo”.
A pesar de que, para facilitar su aceptación en los circuitos comerciales, su peso y dimensiones se ajustaron al sistema monetario almohade, supo manifestar su oposición al poder central a través d la tipología, adoptando el modelo de orla circular almorávide, y de la leyenda, reconociendo al califa abbasí de Bagdad como autoridad suprema, hecho que éste supo agradecer enviando una embajada par legitimar la soberanía del reino murciano.