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Documents from Gilberto Gil's Private Archive

Instituto Gilberto Gil

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Brazil

  • Title: Documents from Gilberto Gil's Private Archive
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    68 Cultura Gilberto Gil: «La cultura debe ser un "software" de código abierto>> . El ministro de Cultura y músico brasileño defendió la necesidad de multiplicar los espacios de comuni- cación que refuercen los multilate- ralismos culturales I. DE AMESCUA MADRID. Ahora es ministro. Por eso lleva traje, corbata y gafas de leer, pero sigue siendo músico. Un músico con una profunda preocupa- ción social. Esto es lo que le ha lle vado a asumir este cargo en el go- bierno de Lula da Silva y pisar es tos dias nuestro país. Ayer, en con- creto, visitó la Casa de América en Madrid, donde pronunció la confe- rencia «Desarrollo y diversidad cul- turals. En el acto estuvo acompaña- do por su colega española, Carmen Calvo, que destacó la necesidad de crear un espacio iberoamericano de cultura que defienda un mundo en desarrollo sostenibles. Gil, con el tirón que sólo tienen los que han pisado muchos escena- rios, dio un repaso a lo que, en su opinión, deben ser las reglas que de- finan los intercambios culturales. «Puentes sin semáforos en rojo, sin guardias, sin señales de prohibido, utilizados para crear intercambios justos de imaginaciones, culturas y personas. También expuso las ba- ses de una buena politica cultural: «No imponer desde arriba formas de comportamiento que dicen al pueblo lo que debe hacer, sino forta- lecer los fenómenos culturales que los pueblos ya producen con espon taneidad en sus encuentros creati- vos. Como ejemplo de esta cultura puso el ejemplo de la «capoeira que, sin apoyo institucional ningu- no, ha llegado a todo el mundo. La homogenización es una equi- vocación para Gilberto Gil: «Es sim- plificar demasiado la realidad». Y va más allá: «Sirva de ejemplo la cri- sis por la que atraviesa la industria fonográfica». El error de este sec- tor, para el ministro, ha sido no ade- cuarse a los cambios. «No se ha adaptado igual que las personas. En vez de observar a la pirateria y aprender, se centra en la represión y sube los precios. En la pirateria -continúa Gilberto Gil, está aquello que puede conseguir que es- ta industria se recupere: «No se pue- den imponer patrones de consumo buscando sólo la ganancia fácil. También atacó, este amigo de Caetano Veloso y Jorge Ben, a los que ven la cultura como algo cerra- do, «La cultura es un "software" de código abierto. Los intercambios constantes y libres forman parte de su vitalidad y deben preservarse de la imposición. Esta posición defi- ne el espíritu de un ministro que asegura, con su cadencioso acento de San Salvador de Bahía, que le gusta soir el mundo haciendo eco como una calabaza berimbau. Imagen de un camarote de primera del «Titanic, el mítico pecio que descubrió Robert Ballard hace veinte años Robert Ballard, el descubridor de algunos de los pecios más legendarios en la historia naval, organiza una nueva expedición junto con National Geographic para medir el deterioro del «Titanic» y fomentar la protección del patrimonio submarino Ballard regresa a los restos del «Titanic» para salvarlos del expolio PEDRO RODRÍGUEZ CORRESPONSAL WASHINGTON. Han transcurrido ca- si veinte años desde que Robert Ba llard localizara los restos del Titanics en las profundidades del Atlántico, a más de 600 kilómetros de las costas de Terranova. Éxito seguido después por algunos de los pecios más legendarios en la historia naval, desde emblemáti- cos buques de la Segunda Guerra Mun. dial, hasta naves la Edad de Bronce. Pe- ro este mes de junio, Ballard piensa re- tornar a lo que queda del imborrable naufragio que le abrió todas las puer tas. Ahora con un doble objetivo: me- dir el deterioro supuestamente acele rado del trasatlántico que nunca llegó a Nueva York y fomentar la protección del patrimonio submarino de la huma- nidad. SÁBADO 22/5/2004 ABC En declaraciones a ABC, este consu- mado explorador-que de niño empe- zo soñando gracias a Julio Verne con aventuras marinas mientras jugaba en las californianas playas de San Die- go- insiste en que no se arrepiente de haber sacado los restos del «Titanic de su seguro anonimato el primero de septiembre de 1985 con ayuda de un equipo francés. A su juicio, el «Tita nics es la palanca perfecta para prote. ger otros restos submarinos con mu- cho más valor histórico. De hecho, su obsesión es ver algún dia en vigor un tratado internacional que en el marco de Naciones Unidas proteja lo que él llama las «pirámides del fondo del mar. «No me lamento, dice este veterano de Vietnam que se declara orgulloso wde haber estado entre los primeros en llegar al "Titanic" antes de cualquier intervención humana. Con la última tecnologia y la capacidad de divulga- ción de la Nacional Geographic Socie ty, Ballard quiere completar un nuevo mapa digital del siniestrado buque y compararlo con las mediciones realiza- das hace veinte años. Y a partir de ahi, empezar a estudiar el deterioro de es- tos restos convertidos en una especie de circo submarino con la inestimable ayuda de Hollywood, averiguando si los daños sospechados han sido pro- ducto de la naturaleza o de la acción del hombre, especialmente caza-teso- ros sin escrúpulos. Para completar esta asignatura pen- diente, Robert Ballard partirá a fina- les de mayo desde Boston hasta situar- se exactamente sobre su objetivo con la ayuda del buque oceanográfico «Ro- nald H. Brown, de la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos («la NASA húmedas en pala- bras del también profesor de la Univer- sidad de Rhode Island). Este moderno barco científico cuenta con un sofisti- cado sistema de propulsión que le per mite con múltiples hélices mantener- se sobre una misma posición como si fuera un helicóptero. Esta vez, el estu- dio de los restos del «Titanics, a casi 3.700 metros de profundidad, correrá a cargo de sofisticados ingenios telediri- gidos que, según Ballard, sirven para demostrar que es posible transformar pecios en museos vivientes al alcance de todo el mundo (www.returntotita- nic.com). La expedición que trabajará durante dos semanas a destajo desple- gará tres costosos robots especializa- dos-Argus», «Hércules y el «Peque- ño Hero-dotados de cámaras de alta definición y sensores conectados a mi- les de metros de fibra óptica. Con todo este esfuerzo, Ballard aspi- ra a llamar la atención de la comuni- dad internacional para el reto de pre- servar ese ingente fondo cultural cons- tituido por los cientos de miles de bar- cos hundidos en todos los mares y océa- nos del mundo. El también descubri- dor del acorazado «Bismarck conside- ra que los cazatesoros y especuladores se han comportado con estos yacimien- tos arqueológicos como si tratara del Salvaje Oeste. A su juicio, no está to- davia claro si el destino final de toda esta riqueza es ser apreciada o expolia- da». Recordando la primera vez que avis- tó el «Titanicx hace veinte años con ayuda de una tecnología mucho más rudimentaria, Ballard reconoce que se emocionó lo cual siempre incomoda al cientifico que hay en mis. Entonces, los restos del flamante trasatlántico hundido durante la gélida noche del 15 de abril de 1912 con más de 1.500 perso- nas a bordo «me hablaron y espero que ahora lo vuelvan a hacer
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