Esta muñeca forma parte de la colección reunida por Lola Anglada i Sarriera (Barcelona, 1896- Tiana, 1984), dibujante, pintora, escritora y coleccionista de muñecas. Para ella las muñecas no eran simplemente objetos antiguos sino testimonios de la historia cotidiana de un mundo desaparecido a la vez que idealizado.
Las muñecas llegaban a sus manos a partir de compras, regalos y donaciones. En este caso, según dejó escrito ella misma en su libro Les meves nines (1983), la encontró atada de cualquier manera al carrito de un trapero, como reclamo. La adquirió y para compensarla de su mala fortuna y debido a los sentimientos de ternura que le despertaron sus facciones amables, la vistió como una gran dama, con un vestido lujoso, siguiendo la moda de su época, mediados del siglo XIX.