Hasta finales del siglo XIX en Europa continental la caracterización de las muñecas como niños se conseguía gracias a la indumentaria, no a la anatomía. A partir de aquel momento se introdujo en el mercado el bebé articulado. Una muñeca que reproducía el cuerpo de un niño y se articulaba con un sistema de elásticos internos y esferas que la dotaban de una capacidad de adaptación a los brazos del usuario como un niño de verdad. El precedente eran unas muñecas japonesas que se habían presentado a la Exposición Universal de París de 1855.
Esta tipología de muñeca nació de la colaboración de pedagogos, fabricantes y artistas, en el marco del debate entre arte e industria, con el fin de unir utilidad, economía y belleza. La empresa que consiguió más éxito en la fabricación del bebé fue la casa francesa Jumeau. En 1899 la compañía Jumeau et CIE se fusionó en la Societé Française de fabrication de Bébés et Jouets (SFBJ). Esta muñeca responde al diseño de Jumeau cedido a la SFBJ y formaba parte de la colección de muñecas de Lola Anglada (Barcelona, 1896- Tiana, 1984).