La presente obra fue parte de un pequeño retablo en formato de tríptico, ya que la composición muestra a un varón arrodillado en oración, según indica el libro de horas que sostiene con su mano izquierda. A su espalda aparece el santo franciscano Luis, obispo de Anjou y Toulouse. El tríptico también integraba el óleo Donante acompañada por Santa Isabel de Hungría, cuya protagonista femenina dirige la mirada en sentido opuesto al personaje aquí retratado. Existió una tercera tabla que completaba el tríptico, y que se ubicaba entre los dos retratos de orantes.
La realización de trípticos devocionales fue común entre los pintores flamencos de los siglos XV y XVI. Estas obras servían como retablos portátiles, cuyas hojas cerraban gracias a bisagras, o bien como parte de altares domésticos. La imagen que ocupaba la posición central solía integrar un pasaje de la vida de María y el niño Jesús.
El autor de este óleo fue originario de Bruselas y, junto con el Maestro del follaje bordado, se inscribe en la tradición de los “primitivos” o “antiguos pintores flamencos”. Su obra sigue los dictados de Roger van der Weyden e incluye innovaciones renacentistas de origen italiano, como la concepción del espacio, propuestas por Bernard van Orley.