Desde que expone individualmente en 1991, Elías Heim ha usado múltiples recursos creativos para modificar la experiencia y el sentido de los espacios que interviene. En la década de 1990 elaboró un conjunto de máquinas que instalaba en el museo y sugerían relaciones irónicas entre su infraestructura física y su institucionalidad. En esta pieza le confiere un impulso sexual humanizado a un ensamblaje industrial.