Escena que muestra a doña Juana recluida en la parte palaciega del convento de Santa Clara en Tordesillas. En el lado izquierdo de la composición, aparece la reina sentada junto a una gran ventana, vestida de luto, con su hija Catalina.
Al fondo, una puerta deja entrever el féretro de Felipe el Hermoso en una oscura estancia. Delante del gran hogar-chimenea, dos mujeres sentadas acompañan a la soberana.
La atmósfera de desolación y tristeza se hace patente en esta representación. La obra es de gran teatralidad, cualidad propia del género histórico y de la estética de la época.