Vestido en raso de seda negro. Largo al tobillo con escote en pico en delantero y también en la espalda, pero mucho más profundo. La manga es corta, formada por una tira ancha que cubre sólo los tramos laterales de la sisa, con tres pliegues a cada lado y dejando descubierto el hombro. Lleva corte a cintura con dos tiras que cruzan en la espalda y lo cubren a modo fajín. Tiene pinzas de pecho verticales y en la cintura, a la espalda. En el bajo lleva una capa del mismo tejido rematada en la parte superior con grandes picos, con más vuelo y más larga. Cierra en el costado izquierdo y las tiras de la cintura con con corchetes y automáticos de metal.
Este vestido ejemplifica el cambio de silueta que experimenta la indumentaria femenina en los años 30 y a la que Patou, que comenzó haciendo ropa deportiva, no es ajeno en sus trajes de noche. La línea recta de los años anteriores deja lugar, como en este caso, a una figura estilizada y sinuosa, en la que el talle vuelve a su posición natural, las faldas se amplían, se acampanan y llevan cola en los trajes de noche, mientras que el escote se hace en pico y resalta la espalda. En realidad, es una evolución natural de los trajes largos de charlestón de la década anterior a los que la crisis del 29 ha trasformado de joviales en elegantes.