Vaciadas a la cera perdida en aleaciones de oro y cobre, las bellas orejeras tairona permiten apreciar la síntesis entre abstracción y figuración en la imaginación del artista y orfebre prehispánico. Como en las metamorfosis del mundo animal, la forma semilunar básica llega a transformarse en serpiente de dos cabezas con lenguas bífidas.