Los objetos del Altiplano Nariñense resultan fascinantes desde una mirada artística. Las narigueras exploran un arte no figurativo, abstracto, que juega con la geometría, con las oposiciones entre lleno y vacío, con las piezas móviles que producen sonido y destellos de luz. Los discos que giran suspendidos de un cordel anunciaron, diez siglos antes, las posibilidades del arte cinético. En las abstracciones de aves de cola bifurcada, tal vez águilas tijeretas, se intuye la proporción de la figura humana dibujada por Leonardo Da Vinci: el arte de Nariño insiste igualmente en las cualidades de equilibrio y perfección que proporciona la simetría.
Por eso sorprende descubrir dos orejeras asimétricas, y sobre ellas tres monos que no se cansan de saltar y girar, jugando con ritmo y casi con música, para crear la ilusión de movimiento. EL