"El asado" es una obra tardía, tal vez una de las últimas realizadas antes de regresar a Italia, y demuestra las virtudes maduras de Manzoni. Moderado el barroquismo y la espesa pasta de sus obras de los años cincuenta, predomina ahora una resolución más sólida de las figuras sin perder el color brillante. Los temas costumbristas rurales, aunque presentes, no ocuparon centralmente al artista, al que le interesaba más resolver en factura rápida ejercicios de cabezas de tipos populares. Esta práctica le debe haber servido para ejecutar las cuatro cabezas de las figuras de "El asado", donde reside la fuerza de esta pintura de encuadre fotográfico.