Escena tomada de ´Hechos de los Apóstoles 89, 26 - 39. Esta escena representa el bautismo del eunuco negro por parte del apóstol Felipe. La fuente de este relato es Los Hechos de los Apóstoles 8: 26-40; en ella se cuenta que el ministro del tesoro de la reina etiope iba de regreso a su casa, tras haber visitado el templo de Jerusalén, y leía en su carruaje las profecías de Isaías en las que predice la llegada del Mesías; mismas que el eunuco no lograba comprender. Fue entonces cuando Felipe, guiado por un ángel en el camino de Jerusalén a Gaza, se apareció ante el funcionario etiope como si éste lo hubiera requerido. El eunuco invitó al apóstol a entrar a su carruaje para que le explicara las escrituras y así Felipe le contó que Jesús era el hombre de quien Isaías predijo que sacrificaría su vida por la humanidad. Tal relato causó tan profunda impresión en el eunuco, que éste le pidió a Felipe que le bautizara en cuanto llegara a un lugar en el que hubiera agua. En el grabado que hace Rembrandt sobre este episodio, el eunuco es bautizado a la orilla del río y no dentro de él, como dice el texto bíblico.