El baño de Isis

A lo largo de la historia, todas las culturas han estado de acuerdo en una cosa: reconocen el agua como un símbolo de vida, vínculo entre los seres vivos y el medio ambiente. Esta relación, así como el eterno ciclo de renovación que sólo es posible en nuestro planeta, es un elemento mágico como frágil. El ser humano se ha visto en la necesidad de crear deidades a las cuales agradece su propia existencia derivada del agua. Cada cultura, sin importar la era en la que pisa o pisó la Tierra, crea una representación de la vida a la cual adorar y agradecer, a la cual recurrentemente se le atribuye a una figura femenina. Isis, la deidad de la magia y la vida en el antiguo Egipto, manifiesta a la madre como símbolo de vida, naturaleza, fertilidad, cuidado y amor. Esta misma deidad se reinterpretó en la antigua Grecia como Afrodita posteriormente como la Virgen María en el Catolicismo Romano. Esta obra reconoce la cercanía del surgimiento de la vida con la mujer y su relación con la naturaleza, el agua, la vida y el ser humano: una mujer toma un baño mientras a su alrededor el campo reverdece infinitamente. A la concepción y al vínculo que la humanidad tiene con la naturaleza, que a pesar de los cambios en nuestra sociedad, se mantiene vigente involuntaria. Toda forma de vida nace, crece y vive del agua.