En una mesa hecha con madera de la región, que guarda innumerables recuerdos, convivencias y comidas; está ahí, una ofrenda de agradecimiento de parte de un miembro wixárika aca un citadino (un simple teiwari como ellos nos denominan) que en repetidas ocasiones han logrado apoyar e inmiscuirse en parte de su cultura y formar alianzas amistosas con su cultura.
Y ahí está, algo tan hermoso como los maíces jugueteando en medio de la árida sierra, enmedio de un verdadero hogar wixárika; rodeado de tierra arcillosa y compenetrándose con el ambiente y el paisaje que lo rodean. Reluciendo su esplendor al saber que su significado y trascendencia son enormes para los que en ese momento le podemos apreciar y quedamos admirados de su belleza y conjunción con su origen, con su tierra, con su vasija que lo acompaña y con su inigualable origen y trascendencia.