En 1991, Ferran se había instalado en el taller del escultor Xavier Medina Campeny. Mientras él trabajaba, Adrià creaba platos que luego comían y cenaban juntos charlando sobre arte y creatividad. Ese fue el germen para que en 1994 se materializara la idea de apostar por un equipo creativo profesionalizado: la ‘partida de desarrollo’.