Capitel que presenta dos filas de hojas de acanto y una distribución de elementos poco usual. Tiene un cuerpo netamente troncocónico, cuya relativa altura se debe a las cuatro grandes hojas de esquina encima de la primera corona; entre las que se situa un cáliz de hojas que sube hacia las volutas. Las hojas de la segunda fila están muy aireadas por el trépano, teniendo como resultado la sucesión de orificios triangulares que dan al acanto un aspecto cercano al espinoso. En una evolución posterior, este trabajo a trépano dará origen al acanto característico de los capiteles califales. Las hojas son alargadas, característica también común a muchos de los capiteles emirales conocidos, pero que en esta ocasión provoca que este motivo vegetal recubra la práctica totalidad de la canastilla, no dejando espacio para motivos secundarios tan usuales en otros capiteles de esta misma época. Las volutas nacen de dos tallos suplementarios, también calados por el trépano. Hacia el centro de cada una de las caras, el espacio triangular ha sido resuelto por encima de la segunda línea de acantos mediante una zona calada, con cinco pequeños toros horizontales de longitud creciente. Es una derivación del capitel corintio.