La amistad entre Enric Morera (Barcelona, 1865-1942) y Santiago Rusiñol (Barcelona, 1861- Aranjuez, 1931) fue creciendo y los lazos con Sitges se convirtieron cada vez más estrechos, entre otras razones, por el enlace del músico con la sitgetana María Riera. Tanto Morera como Rusiñol compartían el fervor por la "religión de la música", como síntesis de todas las artes. Por eso el retrato que hizo el pintor es como un homenaje o carta de presentación, que se expuso, todavía inacabado, el día del estreno de La Fada en el Casino Prado de Sitges.
De forma significativa, la escena elegida es la del maestro Morera dirigiendo el coro de hombres de la “Societat Catalunya Nova”, recién fundada.