"Caballo a caballo fue un chispazo de la inspiración taquillera de don Chucho Grovas. Se le ocurrió unir en el mismo vehículo a Enrique Herrera y a Leopoldo Ortín, el otro as de nuestro cine cómico. Fuera del foro, Herrera y Ortín no cruzaban palabra. Las pocas que se decían entre shot y shot no eran cordiales. Abundaron los trucos de mala ley para robarse mutuamente las escenas."