El único director con quien tuve dificultades fue Antonio Momplet. En una ocasión se puso a explicarme una escena delante de todo el staff de una manera muy majadera, como si yo fuera una idiota y él un genio incomprendido. Lo miré fijamente y le dije: —Me voy a mi camerino mientras piensa muy bien la disculpa que me va a dar delante de toda esta gente [María Félix en Todas mis guerras].