Por primera vez, el lujo fue verdadero: Jesús Bracho hizo una rica escenografía, Valdés Peza aportó un vestuario adecuado y Alex Phillips logró una fotografía más brillante que efectista. Los actores estaban en papel y la espléndida belleza de María Félix parecía proyectarse en un medio digno de ella [Emilio García Riera, Historia documental del cine mexicano, tomo 4].