Sarcófago Eva Perón

La más sobresaliente de las obras de CARLOS PALLAROLS CUNI
tendría un destino incierto y lograría ser exhibida sólo años después de su muerte. Se trata de la Máscara de Eva Perón.

En un viaje que Eva Perón realizó a Europa en 1947, al ver los grandes monumentos del pasado, imaginó una obra semejante como homenaje a los trabajadores argentinos caídos en las luchas por los derechos sociales. A su regreso y durante los siguientes dos años, dirigió la elaboración del proyecto y supervisó las últimas maquetas que aprobó poco antes de morir. Nunca imaginó que ese lugar podría ser finalmente su propio destino.

Al morir Eva Perón el 26 de julio de 1952, el Congreso de la Nación decidió que, en la capilla de dicho monumento, se construiría un sarcófago para guardar sus restos. Tal sarcófago, debía ser de una lámina de plata batida de 1mm para que fuese liviana y así poder levantarla cada 26 de julio para homenajear la memoria de Evita. Durante el año 1952 y hasta mediados de 1953, se preparó una maqueta que el General Perón aprobó y que Carlos Pallarols Cuni comenzó a realizar.

En 1955, una revolución interrumpió el gobierno de Perón y, con el decreto ley de “Desperonización”, se obligó al pueblo destruir todo el material relacionado con el peronismo. Así fue como Carlos Pallarols Cuni, se vio obligado a destruir su obra comenzada en 1952.

Sin embargo, durante 28 años parte de esa obra fue ocultamente preservada por la familia Pallarols. Con la llegada de la democracia en 1983, Juan Carlos Pallarols decidió restaurar y completar la Máscara de Evita.