Este jarro con su particular pitorro en forma de pico, uno de entre muchos que posee el museo, representa una de las contribuciones más importantes de los plateros españoles a la historia de la platería. Sus orígenes se remontan al Reino de Castilla, para después popularizarse en la Corona de Aragón, en Portugal y en México. Se solía realizar una palangana a juego, a veces denominada incorrectamente "bandeja" o "plato".