Una de las características del exvoto implica una cierta libertad de acción del devoto: él “elige” su santo y la forma de pago por la gracia a alcanzar. La promesa, que “debe hacerse con fe” para que se alcance la súplica, implica también una relación directa con la divinidad, a quién se le pide algo por algo, en una relación de intercambio o de interés que proyecta el mundo utilitario del individuo para el mundo sobrenatural. Las piezas que componen la colección de los exvotos revelan la diversidad de simbolismos y materiales en su elaboración, como la cera, la madera, el barro, la tela.