Este proyecto arquitectónico busca reproducir la Sierra de Atapuerca en la ciudad, por eso el acceso al MEH se hace desde una rampa que salva cinco metros de desnivel respecto a la acera. Es una pequeña elevación en la que se ha plantado la vegetación autóctona de la Sierra y que baja en terrazas hasta conectar con el río Arlanzón. Desde el acceso principal en alto se ha generado un espectacular mirador al centro histórico de la ciudad. Al entrar en el edificio la sensación es de continuidad, las paredes de cristal permiten seguir conectados con el exterior y con los edificios colindantes. Es una gran caja de luz que proporciona una sensación de transparencia y apertura a la sociedad.
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