Esta espada de hierro con hoja curva, que tiene un solo filo, es conocida como “falcata”, y es característica de la Alta Andalucía ibérica.
Se halló en Santa Elena (siglos V-IV a.C.). Después de calentarse, se dobló para ser inutilizada y depositada entre el ajuar de una tumba.
La “falcata” serviría para infringir al oponente graves daños, o para golpearlo con su dorso. La empuñadura se remata con una forma característica en pico de ave o de caballo, y tuvo empuñadura de la que aún se conservan los remaches. Fue un arma imprescindible entre los iberos.