Cabeza femenina con rostro de facciones regulares, cuello largo y ojos más bien pequeños. Se peina con el cabello hacia atrás, recogido en la nuca en un prominente moño. Ingresa en el Museo Arqueológico Nacional en 1926, procedente de las excavaciones realizadas por Juan Cabré en el cabezo de Alcalá (Azaila, Teruel). Estilísticamente presenta influencias itálicas por lo que, en el pasado, se la identificó erróneamente con Livia.
Apareció junto a otra cabeza masculina (inv. 32644) en un podio situado en la cella de un pequeño templo in antis o santuario gentilicio ibérico integrado en una manzana de viviendas. Ambas cabezas formaban parte de un grupo escultórico, en el que la figura femenina, identificada con una Niké, coronaría a la masculina, que a su vez sujetaba un caballo por las riendas. El conjunto refleja un culto al jefe local indígena al que se diviniza. Los "santuarios gentilicios", se ubicaban en la zona más alta de las poblaciones ibéricas y se dedicaban al antepasado mítico o héroe local, origen del grupo social que ocupaba el territorio circundante, en este caso el del poblado de Campos de Urnas, luego iberizado, de Azaila.