Joaquín Espalter nació en 1809 en Sitges, donde su padre comerciante de Barcelona se había instalado temporalmente durante la Guerra del Francés. Se formó entre Barcelona, Marsella, París y Roma, y en 1842 se estableció en Madrid, donde entró como pintor de cámara de Isabel II. Espalter es reconocido principalmente por los retratos de la burguesía madrileña.
El retrato se convirtió en el género protagonista de la pintura del siglo XIX en Europa. Las transformaciones sociales y económicas favorecieron la aparición de una nueva clientela formada por la nobleza y la burguesía enriquecida que veían el retrato como una representación de prestigio social. En general la apariencia de la persona retratada era escogida por el propio cliente que decidía la imagen que quería dar.
Este es el retrato de una mujer de mediana edad, de quien desconocemos la identidad. El tono rosado de la piel, el blanco de los guantes y el pañuelo y el dorado de las joyas son los únicos elementos que destacan en medio de la oscuridad general de la obra dominada por el color negro.