A partir de 1997, el proyecto de elBullitaller se había desarrollado de forma muy importante en el Acuario de Barcelona, donde tenían su empresa de cátering. El proyecto estaba cuajando, pero el cátering estaba creciendo y el Taller también, al tiempo que comenzában a abordar otras actividades (asesoramiento, consulting, libros, etc.). Por esta razón a fines de 1998, compraron una planta en un palacete del siglo XVIII situado en la calle Portaferrissa. Las obras duraron un año y, en enero de 2000, se pudieron instalar al fin. El equipo se amplió con una buena parte del staff de elBulli durante la temporada de invierno. En elBullitaller empezaron a combinar la creatividad de cocina para elBulli con la creatividad aplicada a los negocios, y formaron dos equipos bien diferenciados.