Aprovechando un mes de permiso durante el servicio militar, en 1983, Ferran Adrià realizó unas prácticas de cocina en El Bulli, por recomendación de Fermí Puig, un amigo común. Antes de acabarlas apalabró con Juli Soler su entrada en plantilla para el año siguiente. Así fue como en octubre de 1984, el chef Jean-Paul Vinay dejó el restaurante y Ferran Adrià y Christian Lutaud pasaron a ser jefes de cocina. Durante los meses de invierno, con poca afluencia de clientes, aprovecharon para visitar restaurantes extranjeros y mercados, reorganizando las propuestas gastronómicas en perfecto tándem.